Todos tenemos algún talento natural que surge con espontaneidad y sin esfuerzo,suelen ser cosas que al realizarlas todo nuestro ser participa con una sincronía perfecta y nuestro corazón como que se expande y se siente gozoso.No les damos importancia porque no tuvimos que luchar para conseguirlos y ni siquiera tuvimos que pasar por su aprendizaje porque es como que nacimos sabiendo.
Suelo fijarme en este aspecto de las personas y en todas ellas veo una luz especialmente brillante cuando están sumergidas en su actividad talentosa.También, siento como que son más ellas en su esencia que nunca y como que todo lo externo se conjura para participar y fluir en ese momento mágico.
Dedicamos mucho tiempo de nuestra vida obedeciendo al miedo,que disfrazado de carencias,enfermedades y miserias,nos arrastra a un sinfín de actos vacios y amnesicos .Creemos que quizás al someternos,la Diosa fortuna nos sonreirá dándonos unas palmaditas en recompensa,pero nada de lo que no seamos capaces de darnos a nosotros mismos,nos va a llegar desde fuera.
Cada uno de nosotros podemos aportar nuestra impronta al mundo y esta no mana del miedo,sino de los más precioso y valioso que hay nosotros.
Una reflexión realmente valiosa...Gracias
ResponderEliminarGracias MArtica.Un abrazo
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