Kahlil Gibran-1897
Vuestro dolor es el rasgamiento de la corteza que envuelve vuestro entendimiento. Al igual que la semilla de la fruta ha de romperse para que su corazón pueda sentir el sol, así tenéis vosotros que sentir el dolor. Y si os fuera dado mantener vuestro corazón en éxtasis ante los milagros cotidianos de vuestra existencia, vuestro dolor no parecería menos portentoso que vuestra alegría. Y admitiríais las estaciones de vuestro corazón, al igual que siempre habéis admitido las estaciones que pasan sobre vuestros campos. Y velaríais con serenidad a través de los inviernos de vuestro sufrimiento.
Mucho de vuestro dolor es escogido por vosotros mismos. Es la pócima amarga por la cual el médico que existe dentro de cada uno cura a vuestro yo enfermo. Por lo tanto tened confianza en el médico, y libad su pócima en silencio y con tranquilidad. Porque su mano, aunque pesada y dura, está conducida por la tierna mano del Invisible. Y la copa que tiende, aunque queme vuestros labios, ha sido modelada con la arcilla que el Alfarero ha humedecido con sus propias sagradas lágrimas.
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