El camino interior es el camino de la transformación que se precisa para hacerse apto para sentir la presencia plena de todas las cosas. La presencia de las cosas es el estar simplemente ahí de las cosas.
El camino interior es un sentir que se transforma en conocimiento. Cuando uno se vuelve a las cosas con total interés por ellas, lo que siente en su propia carne es el existir mismo de las cosas.
Cuando uno llega a sentir el mismísimo existir de las cosas, las conoce desde dentro. Ese conocimiento es como la luz que se desprende de su presencia.
Esa luz no es ni un dibujo conceptual, ni una simplificación, ni un diseño para orientar nuestra acción.
El conocimiento que se adquiere con el sentir de la presencia misma de alguna realidad, está demasiado interesado por ella y demasiado próximo para poder trazar desde ella un plano práctico que sirva para manipularla.
Así, el sentir se transforma en conocimiento, de una manera semejante a lo que le ocurre al poeta. Pero su conocimiento es como el del poeta, fascinado, sagrado e inútil.
Cuando el conocimiento se interesa total y completamente por lo que quiere conocer y no por la utilidad que ese conocimiento pueda proporcionar, se desliza imperceptiblemente hacía el amor. Así, el interés cognoscitivo completo por las realidades metamorfosea al conocimiento en sentir y en amor.
Maria Corbi
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