Tenga paciencia con todo lo que no está resuelto en su corazón
e intente amar las preguntas mismas, como cuartos cerrados
y libros escritos en un idioma muy extraño.
No busque ahora las respuestas, que no se le pueden dar,
porque usted no podría vivirlas.
Y se trata de vivirlo todo.
Viva usted ahora las preguntas.
Quizá luego, poco a poco, sin darse cuenta,
vivirá un día lejano entrando en la respuesta.
Quizá lleva usted ya en sí la posibilidad de crear y formar,
como una manera de vida especialmente dichosa y pura;
edúquese para ello, pero acepte lo que venga,
con gran confianza, y aunque sólo venga de su voluntad,
de alguna necesidad de su interior, acéptelo en sí y no lo odie.
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