La gente, tal y como es en circunstancias normales, está llena de lo que denominamos “agujeros”. Ahora bien, ¿qué es un agujero? Un agujero se refiere a cualquier parte de ti que hayas perdido, es cualquier parte de ti respecto a la cual has dejado de ser consciente. Lo que queda es un agujero; en cierto sentido, una deficiencia. Y eso respecto a lo cual hemos dejado de ser conscientes, es nuestra esencia. Cuando no somos conscientes de nuestra esencia, ella deja de manifestarse y se pierde. Entonces tenemos un sentimiento de deficiencia. De modo que un agujero no es nada más que la ausencia de una determinada porción de tu esencia. Puede que sea la pérdida del amor, la pérdida del valor, la pérdida de la capacidad de contacto, la pérdida de fuerza, la pérdida de voluntad, la pérdida de claridad, la pérdida de placer, la pérdida de cualquier cualidad de la esencia. Hay muchas. Pero cuando se pierden, nunca se van para siempre, no se han ido para siempre. Simplemente te desconectaste de ellas.
Consideremos por ejemplo la cualidad del valor, de la autoestima. Cuando te desconectas de tu valor, el verdadero estado de sentirte separado es el sentimiento de que en tu interior existe un agujero, un vacío. Entonces tienes un sentimiento de deficiencia, un sentimiento de inferioridad y quieres llenarlo con valores procedentes del exterior.: la aprobación, el halago, lo que sea. Por eso tratas de llenar el agujero con falsos valores procedentes del exterior.
Todo el mundo vive con multitud de agujeros, pero por lo general no te das cuenta de ellos. Normalmente estás lleno de deseos: “Quiero esto, quiero lo otro, quiero ser alabado, quiero tener éxito en esto, quiero que esta persona me ame, quiero experimentar esto o aquello”. La presencia de deseos y exigencias indica la presencia de agujeros.
Desde luego, esos agujeros fueron originados durante nuestra infancia en parte como resultado de experiencias o conflictos traumáticos con nuestro entorno. Entonces te separaste de alguna de esas cualidades. A lo mejor tus padres no te valoraron suficientemente, o sea, no te trataron como si tus deseos o tu presencia fuera importante; no actuaron de forma que te sintieras valorado; ignoraron tu valía esencial. Y debido a que tu valía no fue vista o reconocida, quizás incluso atacada o minimizada, te viste separado de esa parte de ti y lo que quedó fue un agujero, una deficiencia.
Más tarde, cuando nos relacionamos con alguien de una forma más profunda -cuanto más profunda, más sucede- llenamos esos agujeros con la otra persona. Algunos de esos agujeros son llenados con lo que creemos o sentimos que estamos recibiendo del otro. Nos sentimos valorados porque esa persona nos aprecia y eso colma nuestros agujeros. Conscientemente no nos damos cuenta de que los estamos llenando con su aprecio; simplemente nos sentimos bien cuando estamos con ella, nos sentimos valorados. Así, cuando estoy con esa persona, siento que realmente valgo, pero inconscientemente percibo que es el otro el que es el dueño de mi valoración. La otra persona no solamente me hace sentir valorada, sino que, sea lo que sea lo que el otro me esté dando, es parte de mí, es parte de esa plenitud que experimento.
Por eso inconscientemente, no considero que esa parte de la persona que me hace sentirme valorado esté separada de mí; la veo como parte de mí, llenando ese agujero. Yo no sé que hay un agujero, solamente experimento la plenitud. Si la persona muere o la relación se extingue, no siento la pérdida de esa persona; siento que pierdo eso que llena mi agujero. Así, la pérdida del otro no es percibida como la pérdida de una persona distinta. Se experimenta como una pérdida de ti mismo porque, inconscientemente, veías que esa persona formando parte de ti. De esta forma él o ella llegan a formar parte de ti, de modo que al perder a esa persona experimentas la pérdida de una parte de ti mismo y por eso sientes un agujero. Por eso es tan doloroso. Sientes como si fueras abierto y algo te fuera extraído. Eso es lo que son la herida y el dolor; la herida por la pérdida. A veces te sientes como si estuvieras perdiendo tu corazón, a veces sientes que pierdes tu seguridad, tu fortaleza, tu voluntad... cualquier cosa con la que esa persona te estuviera llenando. A veces la persona te proporciona tu voluntad, te da fuerza, o sostén, o amor, o estima. De modo que cuando pierdes a alguien próximo a ti experimentas el hueco que tenías y que esa persona llenaba.
De eso es lo que la gente habla cuando dice que “encajamos el uno al otro”. Cada uno encaja en los agujeros del otro. Esto encaja en este agujero, eso encaja en ese agujero; se viven como una sola cosa. Dejan de parecer separados. Pero si los separas, te encontrarás con un montón de agujeros. Si esas dos personas viven juntas, se sienten completas y plenas. Son complementarias, conforman un todo unificado. Pero en escasas ocasiones otro encaja en todos tus agujeros. Conoces a mucha gente, desarrollas muchas actividades en tu vida, y aún así no encajan en todos tus agujeros. Quedarán algunos agujeros sin llenar que harán que la insatisfacción continúe. Y, desde luego, los agujeros no son llenados completa y perfectamente. En el instante en que el otro cambia un poquito o dice algo que te hace sentir mal, tú sientes el agujero, la deficiencia. “¡Oh! No me aprecia en nada después de todo”. Te enfadas, te sientes herido, porque el agujero está siendo evidenciado. Por eso la insatisfacción continúa porque la otra persona no siempre llena tus agujeros a ala perfección, especialmente si espera de ti que tú llenes los suyos.
E.- Entonces, cuando cambies de relación o cuando una persona cambie en tu vida, habrá muchos cambios en los agujeros implicados.
A.- Correcto. Cuando ocurre algún cambio, hay remodelaciones en los agujeros. Unos se vacían, otros se llenan. La persona ha de ajustarse, ha de llenar sus agujeros de alguna otra forma y eso significa por lo general que tendrá que encarar alguno de esos agujeros, sentir su presencia y puede que tenga que entenderlo.
De este modo podemos comprender con mayor claridad como la pérdida de alguien que ha estado muy próximo a ti, que ha intimado contigo, es tan dolorosa. Después de estar con esa persona largo tiempo, te has acostumbrado tanto a encajar con ella que crees que esa persona forma parte de ti. Al perder a esa persona estás perdiendo una parte de ti mismo.
Aquí interviene otro factor: cuando experimentas una pérdida o separación, tienes la posibilidad de ver que aquello que te estaba llenado no era realmente tuyo. Si permaneces con la herida y el dolor de la pérdida sin tratar de encubrir este dolor con otras cosas, es posible que percibas el vacío, que sientas el agujero, que veas el agujero. Si entonces te permites ver la deficiencia, el vacío, puede que descubras esa parte de ti que realmente colmará tu agujero desde dentro, de una vez y para siempre. Ni siquiera lo llenará; simplemente se eliminará el agujero y la identificación con la deficiencia. De este modo recobras una parte de ti mismo. Conectas con la parte de tu esencia que habías perdido y de la que pensaste que alguien distinto de ti podría suministrártela.
Puede ser muy doloroso. La mayoría de la gente experimenta una pérdida de autoestima cuando una relación finaliza; por eso estoy utilizando este determinado ejemplo de sentirse valorado. Pero si permaneces con el sentimiento y prestas atención y te preguntas a ti mismo, “¿Cómo puedo sentirme tan poca cosa, cómo puedo sentirme tan vacío, simplemente porque esa persona ya no está aquí? ¿Por qué siento que valgo tan poco?” Si permaneces con este sentimiento sin tratar de llenarlo y simplemente prestas atención y tratas de comprenderlo, entonces experimentarás la deficiencia y el agujero. Si comprendes la deficiencia y su origen, puede que incluso recuerdes el suceso o la serie de sucesos que provocaron esa pérdida de estimación.
Un agujero es, por lo general, llenado con la parte de nuestra personalidad que conserva la memoria de lo que se perdió, la memoria de la situación que provocó la pérdida, la memoria de las heridas y de los conflictos. Hemos de atravesar esa herida en su nivel más profundo, acercarnos al agujero mismo y entonces descubriremos la memoria de lo que perdimos. Cuando veamos la memoria de lo que perdimos, la esencia que se perdió fluirá de nuevo.
De modo que toda profunda pérdida es una oportunidad para crecer, para comprender más sobre ti mismo, para experimentar esos agujeros que crees que sólo pueden ser llenados por otros. Pero la gente suele defenderse como locos contra el sentimiento de sentir la pérdida. Esta defensa es principalmente para evitar sentir el agujero. La gente desconoce que el agujero, el sentimiento de deficiencia, es un síntoma de una pérdida de algo aún más profundo: la pérdida de la esencia, la cual puede ser recuperada. Piensan que el agujero, la deficiencia, es lo que son al nivel más profundo y que no hay nada más allá. Piensan que algo va mal en ellos, que hay algo que está básicamente mal. El sentimiento de que hay algo que va mal, es una percepción inconsciente de la presencia del agujero y la gente hará cualquier cosa para no percibirlo, para no sentir realmente esa falta. Creen que si se aproximan al agujero, se los tragará. Si su trabajo es, por ejemplo, acercarse al agujero del amor, se sentirán amenazados por una soledad, un vacío devastador. Otros agujeros despertarán sensaciones amenazadoras de aniquilación. ¡No hemos de sorprendernos de que no quieran acercarse a eso! Pero aquí, en nuestro trabajo descubrimos algo sorprendente: cuando dejamos de defendernos para no percibir un agujero, lo que realmente experimentamos no es doloroso. Experimentamos simplemente un espacio vacío, un sentimiento de que allí no hay nada, pero no es una nada amenazadora, una sensación de apertura, una espaciosidad. Esta espaciosidad permite que emerja la esencia, y es la esencia y únicamente la esencia la que puede eliminare ese agujero, esa deficiencia, desde el interior.
E.- ¿Puede un agujero manifestarse como cólera?
A.- Sí. Puedes enojarte como resultado de la deficiencia, especialmente como defensa contra la percepción del agujero. La mayoría de los sentimientos, la mayoría de las emociones, específicamente aquellas que son automáticas y compulsivas, son el resultado de agujeros. Cuando no hay agujeros, no hay tales emociones. ¿Cuáles son esas emociones? Tristeza, celos, ira, odio, miedo, sentirse herido. Todo eso son consecuencia de agujeros. Si no tienes agujeros, no tienes ninguna de esas emociones. Solamente tienes esencia. Por eso esos sentimientos son llamadas a veces “pasiones” o falsos sentimientos, o pseudo sentimientos.
Toda nuestra sociedad está conformada para enseñarnos que debemos obtener nuestra propia valoración del exterior para poder llenar nuestros agujeros; obtener aprecio, amor, fuerza, lo que sea, desde el exterior. Hablamos de lo maravilloso que es hacer cosas por los demás, o enamorarse, o tener una profesión importante; cosas así. La sociedad está diseñada en general para que la gente llene sus agujeros unos a otros. Así es como se ha construido nuestra civilización: en función de llenar agujeros. La civilización, tal y como la conocemos es un producto de la falsa personalidad. Es el producto de la falsa personalidad y es la residencia de la falsa personalidad. Es lo que sustenta y nutre la falsa personalidad.
http://www.oshogulaab.com
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