Cansado de los que llegan con palabras,
palabras pero no lenguaje,
parto hacia la isla cubierta de nieve.
Lo salvaje no tiene palabras.
Las páginas no escritas se ensanchan en todas
direcciones.
Me encuentro con huellas de pezuñas de corzo
en la nieve.
Lenguaje pero no palabras.
Tomas Tranströmer
En los desvanes del aire, territorio de nubes y vientos. En la limpidez que sacia la sed. Dentro del laberinto de los emboscados. En las faringes y las siringes, en los élitros y las pituitarias. En todo lo que vive y nos rodea, en todo lo que vemos, escuchamos, olemos, saboreamos o nos acaricia. En todo lo que nos envuelve, en suma, hay relatos. Todo comunica y se comunica. La vida es, sobre todo, intercambio y para lograrlo hay que disponer de lenguajes. El nuestro es simbólico y abstracto; el de los elementos de la Natura es concreto y, como siempre hace coincidir el significante con el significado, no miente, como tantas veces sucede con las palabras.
Insuperable la percepción del poema de Transtomer que encabeza estas líneas. Cansado realmente de la mentiras parte hacia el encuentro de algo de verdad. Y descubre la escritura de los animales en la inmensa página de la nieve. Huellas que dejan información para propios y extraños, siempre sin palabras pero siempre con todo el sentido.
Se nos quiere olvidar que ya la misma luz escribe sobre las aguas todo unGénesis. Pero no menos historia, ahora natural, podemos leer en los aires y en las entrañas de los suelos. En las sonatas de las aves y en el invisible olor de las flores. También en la mueca y el camuflaje...
En todas partes se nos propone que escuchemos y observemos, que intentemos comprender. Por eso una parte de las destrezas del naturalista, y todos podemos serlo aunque sea a tiempo parcial, consiste en realizar una traducción del lenguaje de la Natura que entre otras cosas es:
Un océano de formas que albergan vida.
Una atmósfera de colores que ponen piel a todo lo palpitante.
Un mundo de movimientos para todos los desanclados y de esculturas para todos los quietos.
Un sistema de estrategias para todos los supervivientes cotidianos.
Un cosmos de comunicados que transitan todos los paisajes y sus entrañas.
La vivaz vivacidad no se entiende sin sus lenguajes que apenas quieren ser escuchados por la inmensa mayoría. No cabe más lamentable resta a nuestro entendimiento y disfrute. Voluntariamente ciegos, sordos, anosmios, insensibles, pero sobre todo analfabetos la mayoría es incapaz de leer en los paisajes. Y justo ahí comienza la destrucción del derredor. Por eso la salvación de la vivacidad pasa por alfabetizarnos, por aprender al menos algo de los lenguajes de la Natura.http://tendencias.vozpopuli.com/