No sabrás lo que es la bondad
si no has perdido nada antes,
si nos has sentido el futuro disolverse,
como sal en un caldo débil.
Lo que tenías en tu mano,
lo que contabas y guardabas con recelo,
todo eso debe irse para que sepas
Lo desolado que puede ser el paisaje entre
las regiones de la bondad.
Cómo viajas y viajas,
pensando que el micro no se detendrá,
que los pasajeros que comen pollo y maíz
mirarán por la ventana para siempre.
Antes de comprender la tierna gravedad
de la bondad
debes viajar allí donde el indio con el poncho blanco
yace muerto al costado de la ruta.
Debes pensar que podrías ser tú,
que él también era alguien que viajaba
por la noche con planes,
y el sencillo aliento que lo mantenía vivo.
Antes de conocer a la bondad
como la cosa más profunda
debes saber que el dolor es la otra
cosa más profunda.
Debes despertarte con tristeza.
Debes hablar con ella hasta que tu voz
se entreteja en la red de todas las tristezas
y veas el tamaño de la trama.
Entonces solo la bondad quedará en pie.
Solo la bondad, que te ata los zapatos
y te empuja al mundo a enviar cartas
y comprar pan.
Sólo la bondad que levanta su cabeza
entre la multitud del mundo y dice:
“Es a ti a quien he estado buscando”
Y luego va contigo por todas partes
como una sombra, como un amigo.
Naomi Shihab Nye